Aprendí.

Poco a poco voy creciendo, y me voy dando cuenta de que las cosas no son tan fáciles, y que una sonrisa es la mejor solución ante todo. Creo que no importa los mil fallos que puedas tener, creo que lo que importa es que aprendas de cada error y no lo vuelvas a cometer, que hay muchas soluciones, aunque a veces nos estancamos solo en una. Aprendí que la vida pasa, el tiempo pasa, y hay miles de retos que tenemos que alcanzar y aún más sueños que cumplir antes de morir. Que la persona de la que menos te lo esperas te puede fallar y se puede ir de tu vida, pero también entendí que si esa persona no quiere estar en tu vida no pasa nada, habrá otras que si que quieran, también aprendí a diferenciar a las personas que si que van a estar pase lo que pase, personas que alegran los días y eso se llama amistad, algo esencial que en la vida no puede faltar, porque sentirse independiente está muy bien, pero probar la soledad no es plato de buen gusto, y cuando más solos creemos que estamos, siempre aparece alguien que nos cambia las ideas. Aprendí que el amor es algo que llega, no algo que tienes que buscar. No lo tienes que buscar porque quizás lo tengas delante y tú aún no lo sepas, si el amor se basa en la confianza creo que todos necesitamos una persona que nos entienda, una persona que nos complemente, y que nos despierte a besos cada mañana, que nos quiera por cómo somos por dentro y que nos diga que estamos perfectos hasta en nuestras peores mañanas, no a una persona que sepa que mentiras decir en el momento oportuno. Porque cuando menos te lo esperas de repente, llega esa persona que rompe todos tus esquemas y te saca una sonrisa, y te das cuenta de que llevas toda tu vida buscando a una persona que la tienes delante. Creo que luchar por lo que quieres siempre está bien mientras lo tengas claro. Aprendí a esperar, y a no darme por vencida, aprendí a sonreír, a buscar la parte positiva de todo. Pero sobre todo aprendí a conocerme mejor, a saber quién soy, y quien quiero ser.